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ARLINGTON, Texas, EE.UU.
No hubo peloteros que se lanzaran encima de sus compañeros en cuanto cayó el último out. Tampoco pudieron apreciarse los baños de champaña.
Más bien había una mascarilla que cubría cada rostro, mientras los Dodgers celebraban el título de la Serie Mundial que no habían conseguido desde 1988 y que llegó en una campaña que nadie pudo haber imaginado antes de la pandemia de coronavirus.
Los Dodgers comenzaron también la fiesta sin Justin Turner, su astro pelirrojo y barbado, quien dio positivo de COVID-19 antes de que terminara el sexto encuentro, que selló la coronación.
Turner fue retirado del duelo que los Dodgers ganaron por 3-1 a los Rays de Tampa Bay, luego de arrojar el primer resultado positivo de coronavirus en 59 días dentro de las Grandes Ligas. El antesalista no estuvo en el campo mientras los Dodgers hacían lo permisible para festejar en la temporada más inusitada de todas.
El pelotero de 35 años, una presencia emblemática de los Dodgers durante la conquista de siete de sus ocho títulos consecutivos en la División Oeste de la Liga Nacional, volvió al terreno con su esposa aproximadamente una hora después del juego, y se tomó fotos con el trofeo de la Serie Mundial.
Recibió un gran abrazo de su viejo compañero Clayton Kershaw y se sentó adelante y al centro para una foto grupal.
“Gracias a todos los que han preguntado. Me siento muy bien, sin ningún síntoma”, manifestó Turner en Twitter unos minutos antes. “Simplemente experimento todas las emociones que ustedes puedan imaginar. ¡No puedo creer que no pueda estar ahí para celebrar con mis chicos! Estoy muy orgulloso de este equipo e increíblemente contento por la ciudad de Los Ángeles”.
El comisionado de las mayores Rob Manfred confirmó el resultado positivo momentos después de entregar el trofeo de la Serie Mundial a los Dodgers. Fue un recordatorio de todo lo que ha sido distinto en esta campaña abreviada a 60 juegos por la pandemia.
Antes de todas esas alteraciones por la crisis global de salud, Mookie Betts había llegado a los Dodgers con la misión de marcar diferencia en la Serie Mundial. Con una desenfrenada carrera al plato, hizo precisamente eso.
Fue el fin de una frustrante sequía de títulos para Los Ángeles —y tal vez sea apenas el inicio para Betts y los Dodgers.
Betts anotó la carrera de la ventaja en un rodado a la inicial de Corey Seager en el sexto inning y luego abrió la novena con un cuadrangular que amplió la delantera de los Dodgers.
“Sólo vine para ser parte de esto. Estoy feliz por contribuir”, dijo Betts.
Para coronarse de nuevo, los Dodgers debieron disputar 5.014 juegos de campaña regular y 114 de postemporada desde que Orel Hershiser ponchó a Tony Phillips de los Atléticos de Oakland para el último out de la Serie Mundial de 1988, el mismo año en que nació el zurdo Clayton Kershaw — tres veces ganador del premio Cy Young de la Liga Nacional y quien se llevó el crédito en el primero y quinto duelo de este Clásico de Otoño.
Kershaw calentaba en el bullpen cuando el mexicano Julio Urías ponchó al dominicano Willy Adames para ponerle punto final a la serie. El astro corrió junto a sus compañeros para celebrar en el diamante — donde muchos peloteros y entrenadores usaban mascarillas al final de una campaña realizada en medio de la pandemia del coronavirus.
Los Ángeles se había quedado a un paso del cetro dos veces en los últimos tres años. Y Betts estaba en la otra caseta hace dos temporadas con los Medias Rojas. Pero antes de la presente campaña, Boston cedió a Betts, el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2008, para que se incorporara a los Dodgers mediante un canje.
Luego, Los Ángeles firmó con el talentoso jardinero un contrato por 12 temporadas y 365 millones, que expira en 2032, cuando Betts cumpla 40 años.
La carrera de 3,2 segundos de Betts de la antesala al plato fue apenas suficiente para vencer el disparo del inicialista Ji-Man Choi y darles a los Dodgers la ventaja de 2-1 momentos después de que el manager de los Rays Kevin Cash sacó del encuentro al estelar zurdo Blake Snell, a pesar de su dominante actuación de cinco innings y un tercio.
El cubano Randy Arozarena, el peligroso toletero novato, extendió su récord de postemporada con su 10mo vuelacercas en la primera entrada ante el derecho Tony Gonsolin, el primero de siete lanzadores de los Dodgers. Los Rays no volvieron a colocar a otro corredor más allá de la segunda base mientras que el bullpen de Los Ángeles le dio al potente cuerpo de lanzadores de Tampa Bay una cucharada de su propia medicina.
Unas dos semanas y media después de que los Lakers ganaron el título de la NBA al concluir la campaña en la burbuja de Orlando, los Dodgers le dieron a Los Ángeles un nuevo campeonato este año, cuando la pandemia del coronavirus demoró, redujo y mudó de sede las temporadas deportivas en todo el mundo.
Por los Rays, los cubanos Yandy Díaz de 1-0, Randy Arozarena de 4-2 con una anotada y una impulsada. Los dominicanos Manuel Margot de 4-0, Willy Adames de 4-0.
Por los Dodgers, el puertorriqueño Kiké Hernández de 1-0.